21 de noviembre de 2010

El arte y la estrella

Si algo tenemos en común
es el miedo.
Mudo en su estirpe noble
terrible en su pieza pétrea.
Aquél, palpable a la mirada
a mis gestos, mis palabras
que escapa en mis sueños
y pensamientos.

Yo y tú tenemos eso,
un nexo mas fuerte que la amistad.
¡Cómo quisiera que lo notaras!

En un reflejo soy atento,
soy el guardián, el mozalbete.
El poema grácil,
o el dilema irrelevante.
En un segundo, soy tu espera
y un beso firme de devoción.

En mil años te amo,
y amaría tus años en los míos.

Mi buena estrella me lo dice
la que me sostuvo en vida
hasta hoy.
Pero vivir la vida no es de estrellas,
y robar tu sendero no es de artista.
Mi arte no agrede, ni intimida
mi arte enloquece a la deriva.

Si no te tengo, más florece
si no te olvido, se engrandece.

Y no te olvido hoy, que te pierdo,
te vas con él, sin arte que ofrecerte.
Mas no te aflijas, mi estrella aún brilla
y en arte cambia nuestras cenizas.



10 de noviembre de 2010

Corto de tres personas

Recuerdo un beso sin pasión
en mi espacio, en lo oculto.
En lo profundo, como te amé
como un secreto, te guardé.

Era un trino desamparado,
indeciso ante el desagravio.
Mis muros los sembré
y así un día te olvidé.

Y creí ser libre en la agonía,
mentí ciego con sabiduria.
En otros ojos, en otro ritmo,
son impreciso y desafino.

Hoy soy niño, soy esquivo
navego el viento y la mañana.
Que mil amores ya deparan
tu cuerpo tibio, ya no basta.

12 de octubre de 2010

Mañana se irá quebrando el viento

Pérfido y fugaz se va mi corazón.
¿Cuántas veces habló por mi?
Y sin embargo...
Su peregrino silencioso
¿Cuántas rutas atravesó cansado?
- [Batallas ensangrentadas]

Hoy le doy tregua.

Hoy le permito regresar, donde siempre debió estar.
Sin la capa de entrañas,
desnudo en su cuna.

Que beba la leche gimiente,
la gula del sentimiento.
Otoño a primavera,
y goce de nuevo latiendo.

Si quieres, me lo devuelves.
Aunque tendrá que convivir
Incómodo
Allegado, en mi vagón frío.
En la distorción de mi pensamiento.

Vete Corazón.
Vete.
Sé feliz en otra página,
donde las letras te retocen
y declamen sin mentirte.

Donde tengas el valor
de volver a sentir
El Amor
Aquí ya no hay espacio,
para esa cobra venenosa.

Vete
Que mañana se irá quebrando el viento
y ya no hay espacio en este pecho
para románticos, ni ciegos...

9 de septiembre de 2010

Sin título

Sonó el despertador. Hay pocas cosas en la vida que me parten mas el ánimo que un despertador indiferente por el placer de los sueños. Hoy sería un día clásico. Recordé que Muriel el sábado anterior me había tirado por la cabeza un rosario de improperios agrestes de cansancio y rencor. Afortunadamente la adolescencia me hizo inmune a la negativa femenina, pero hoy extrañé su llamada despertadora que hacía el ritual laboral mas agradable.
Camino al hospital pensé en llamarla. Solteros, teníamos algo poderoso en común. Pero las diferencias de sexo cada año son mas abismantes, consideré prudente esperar.
Fue una mañana tranquila, un almuerzo tranquilo, un ascensor tranquilo, un laburar tranquilo. Increiblemente aburrido todo, me extraña que con lo inquieto que fuí cuando joven terminara viviendo en la rutina. Así que decidí modificar algunos turnos y darme la tarde libre.
¿Y que haría? Quizas un café por providencia, o un paseo por el parque metropolitano. Tal vez era el momento de llamar. De cualquier manera finalice en el barrio bellavista escuchando una banda en vivo en un local no muy convincente. Pedí un clavo oxidado y me senté a esperar. Nada. Y así se me fueron 2 horas.
El inconveniente no es estar soltero cuando se trabaja, sino el ser hombre cuando se es soltero. Sentía deseos de que Muriel llamara, pero sabía que de algun modo inexplicable yo era el culpable de la pelea. Y cuando las mujeres se sienten en su derecho de mutismo ¡Dios me libre! Pensaba en ésto cuando un par de veinteañeras se sentaron una mesa al lado mío. Recordé las técnicas milenarias de las que me jactaba con mis amigos en la universidad en el ambito de la conquista... hoy ya oxidada. Sin embargo decidí apostar a que la juventud aún no me abandonaba. ¡Eureka!
Diez de la noche. Un télefono nuevo en mi celular y una cita para mañana en el patio bellavista. Encendí un cigarro y respiré con la libertad de una tarde que comenzó en meditación y terminó con escasez de aquella. Hoy tomaré el camino largo hacia mi departamento y compraré un buen pisco por si mañana tengo invitada a la casa. La vida sonrie al fin del día. Pero sonrie sarcásticamente, y es una meta compleja interpretar sus gestos.
Llegando a casa suena mi celular. Ahora sí, es momento de hablar.

16 de agosto de 2010

Restos

Volaré desde el invierno
y navegaré la lluvia entera.
Ordenando el frío en pasado
espero encontrar la frontera.

Volviera la aurora a nacer
y alumbrara esta tierra mía.
Recuerdo tu sin sonrisa,
el tiempo muerto y fecundo.

Espero que un buen presagio
acalle las mismas canciones.
Que apague tus ojos tristes
mi llanto largo y quebrado.

Deambulo ciego las emociones
un Dios te aclama sin verme.
Los años me brotan sin pena.
son los restos de mi muerte.


Vincent Van Gogh - Campo de trigo con cuervos

3 de julio de 2010

Huellas

Sentado bordeando un risco
mi sombra de niño juega
ideas que sobrevuelan
a aquellos tiempos felices.
Mi vida con noble pena
recorre la inmensa gloria
el viento y el mar despiertan,
acogen mi frágil memoria.
El tiempo ya no comprendo
si las sombras siguen negras.

Entrego mi canto al verso
tu oido exigió el misterio
y yo como un mirlo ciego
escribo vidas ya perdidas.
Tu voz ya no canta la luna
partió hacia otros cielos,
mi amor como en un tormento
perdió el rumbo en una estrella.
La tierra corta mis raices
me calla en vida su muerte.

Quisiera romper los muros
robar un destino recto
Quisiera escapar del miedo
de hacer del polvo un sendero.
Espero paciente a la lluvia
me cubra la espalda vieja.
De paz a mis pies cansados
encomiende al fin descanso.
Y mientras me pierdo lejos
recuerdo el risco junto al viento.

8 de mayo de 2010

Sueño

Cuando el mundo dio inicio,
- mi reloj intrínseco atrasado.
Cuando el sentido abrazó a la existencia.
Ella estaba ahí.

Sobre piedra hostil inmerecida
trazó senderos abrió virtudes.
En la tierra de la desventura
regó mi vida que florece nata.

Todo lo bueno, lo mejor,
lo invaluable y lo eterno,
lo que no cambia y queda intacto,
es de ella.

De su corazón tranquilo
donde habita mi espíritu,
se alimenta un vorágine
que me acompaña hasta el fin.

¡Si hasta somos parecidos!
De pasión precisa, galope raudo.
Pareciera oir en mi consejo,
su voz calmando mi desamparo.

La risa fácil, la pena trémula,
hasta mi pelo calcado en su inspiración.
Mi canto grave y cadencioso,
de su voz soprana por la mañana.

Hoy oculto tras la puerta
espío su sueño de buen presagio.
Mi madre elevandose junto al zorzal,
hacia su tan anhelada libertad.
.

14 de marzo de 2010

El Baile de la Repisa

Si lloviese un verano claro
con las estrellas en el firmamento
¿Qué llovería?

Pareciera en las nubes un susurro.
Si el viento no es un suspiro
¿Quién te agita hojarasca?

Un fluido se desliza bajo la puerta
roba mi sitio y mi calor
¿Quién te envía?

Su adiós me devora el pulso,
pero mi respirar dirige la danza
de aquella hoja en la repisa.

La mirada muerta de la locura
desafía la mía por su sitio
¿Quién ganará?

Quisiera correr, alcanzar el infinito
lejos de la evocación, lejos de ti.
Precipitarme hacia la vida.

Si la tormenta es un sueño vivo
sea como el trueno mi rencor
sea como el frío mi quebranto.

Mas el sol no es un despertar
ni la primavera tu retorno
¿Quién me despertará?

17 de enero de 2010

Teresa Vial #135

Era el conchito
Ese que se le ponían las orejas coloradas cuando le hablaban ¿se acuerda usted? Mas re leso el cabro chico ese, pero pucha que nos hacía reír. ¡Siempre que lo subían a una bici se sacaba la contumelia en el mismo lomo de toro! No había caso, todos los días llegaba con los pantalones con hoyos y embarrados.
¿Ahora si? ¡Pero si usted lo conoció! Acuérdese cuando fue su cumpleaños y su mamá nos invitó para que lo acompañáramos y que llegaron solamente dos niños. El cumple pa raro ese, osea, cuando mi hija cumplió seis me acuerdo que invité a todos sus compañeros y parecían monos con la pelota y los payasos. Era el niñito de ese cumple, que le trajimos un robot de esos de pila y parece que fue el único regalito que recibió.
No po suegra, se esta confundiendo. Del que le toy hablando yo es del hijo de la Sandra. Vivía en Teresa Vial, cerca del edificio que no se termino de construir y que esta lleno de marihuaneros. ¿Se acuerda que nos contaron que el hijo de la Sandra le hacía al pito? Bueno, era el mismo niño del que le estoy hablando, solo que con siete años mas.
¿No me cree? Déjeme decirle que a mí no me sorprendió para nada como terminó, si con los papitos que tenía... El Federico tenía mas mujeres que pelos en la cabeza y la Sandra estaba como media enferma igual. Una vez me acuerdo que me pidió una bandeja para servirle a unas visitas y cuando se la fui a buscar me dijo que no me la pensaba devolver hasta la otra semana. Cuando la fui a buscar denuevo me dijo que no la tenía. Olvídese el tonteo, si cuando le pillé la bandeja la quebró en mis narices la muy desgraciada.
No, pero el niño era distinto. Si cuando tenía como nueve años me decía que quería ser pintor de murales y yo me las arreglaba para comprarle acuarelas. Que lata que su mamá no lo haya dejado pintar, quizás por eso terminó como terminó. Pobrecito, al final daba pena verlo si cuando chico era tan lindo, con sus ojitos verdes. Después parecía delincuente fumando esa porquería y curado por las calles.
¿Usted no sabe como pasó? A mi me contaron que se tragó el frasco entero de pastillas para dormir que tomaba la Sandra. Pero la señora de al frente, la esposa de el del quiosco dice que lo mató el Federico cuando lo pilló sacándole plata escondido. No sé, pero para mi es la misma cuestión, si al final igual lo mataron entre los dos papas. ¡Que terrible! Dios mío, nunca me voy a olvidar cuando se hacía el dormido en la casa del tata esperando que llegara el viejito pascuero.


Dedicado a la calle Teresa Vial en la comuna de Pedro Aguirre Cerda de Santiago. Detrás de sus rejas acogió mis primeros cinco años de niñez y por fuera de ellas me regaló la calle donde conocí a los personajes de este relato.