8 de mayo de 2010

Sueño

Cuando el mundo dio inicio,
- mi reloj intrínseco atrasado.
Cuando el sentido abrazó a la existencia.
Ella estaba ahí.

Sobre piedra hostil inmerecida
trazó senderos abrió virtudes.
En la tierra de la desventura
regó mi vida que florece nata.

Todo lo bueno, lo mejor,
lo invaluable y lo eterno,
lo que no cambia y queda intacto,
es de ella.

De su corazón tranquilo
donde habita mi espíritu,
se alimenta un vorágine
que me acompaña hasta el fin.

¡Si hasta somos parecidos!
De pasión precisa, galope raudo.
Pareciera oir en mi consejo,
su voz calmando mi desamparo.

La risa fácil, la pena trémula,
hasta mi pelo calcado en su inspiración.
Mi canto grave y cadencioso,
de su voz soprana por la mañana.

Hoy oculto tras la puerta
espío su sueño de buen presagio.
Mi madre elevandose junto al zorzal,
hacia su tan anhelada libertad.
.