25 de noviembre de 2015

Volumen

Me gusta oir ritmos variables
las tardes frescas de Noviembre.
El ladrido de un quiltro
La brisa agitando una rama
Aves varias charlando sobre quien sabe
Mi pelo enredándose con el pasto.

Un niño practica el piano cerca.
Mi mente ensaya su ejercicio sola.
Atrapo una pregunta desde lejos
y la conservo junto a las bocinas.
Oigo zumbar mi celular
y la molestia de quien me acompaña.

A veces oigo algo que no ha sonado
o escucho los sonidos que pienso.
A veces pienso en forma de sonido
y se me confunde entre tanto ruido.
Como cuando escucho mi voz reproducida
y me impresiona distinta a la imaginada.
O cuando oigo los pensamientos
en la mirada de esta mujer.

Dificil es cuando se engranan sonidos
en el río del desasosiego
y la clave marca melodías menores
cargadas de culpa o melancolía.
Pues mi cuerpo frío desafina
para deambular entre las tinieblas
como quien no sabe descifrar
su vida misma entre la música.
Entonces abro mis ojos
y libero el frágil mundo del color
mientras muevo la rueda giratoria
que da el volumen a su voz.